Crisis prerrevolucionarias.

Guerra ruso-japonesa. 1905

La guerra entre Rusia y Japón hay que encuadrarla en el marco de la lucha entre dos potencias imperialistas en el Extremo Oriente.
Ambas deseaban ampliar su área de influencia en Manchuria, provincia China, así como apoderarse de la península de Corea.

Lo irreconciliable de sus intereses desembocó en un conflicto que se desarrolló durante los años 1904 y 1905.

Japón, potencia ascendente, tanto económica y militarmente, se consagró como indiscutible gran país tras la derrota de Rusia, que sufrió la destrucción de sus flotas del Báltico y el Pacífico.

La derrota provocó en Rusia un fuerte movimiento social en demanda de reformas. En él participaron los soviets, que años más tarde cobrarían especial relieve. El malestar sirvió de detonante a la Revolución de febrero de 1905.

Revolución de 1905

El estallido revolucionario de 1905 sirvió de precedente y referente al de 1917. Fue fruto del malestar que provocó la crisis económica que azotaba Rusia (crisis de subsistencias, desempleo), y del descontento causado por la derrota militar frente a Japón.

Entre 1901-1903 la crisis, de extensión internacional, azotó a Rusia, que para entonces había alcanzado cierto grado de industrialización. Se sucedieron manifestaciones y huelgas, especialmente en la región de Bakú, rica en pozos de petróleo. La inestabilidad se prolongó durante todo 1905.

En comparación con la revolución de 1917, la mayoría de las fuerzas políticas que se vieron implicadas no pretendían destruir el zarismo, tan sólo denunciaban el mal gobierno y solicitaban la incorporación de reformas políticas. Texto. Demandas de los obreros al zar. Domingo Sangriento. 10 de enero de 1905
El hecho que desancadenó el proceso revolucionario ocurrió el 9 de enero de 1905, cuando una muchedumbre (200.000 personas), desarmada, compuesta por obreros, campesinos, mujeres y niños, dirigida por el pope (sacerdote) Gapón, posible confidente de la policía y colaborador del régimen, se encaminó hacia el Palacio de Invierno, residencia del Zar en San Petersburgo.

Pretendía hacerle llegar una serie de peticiones: convocatoria de una asamblea constituyente, mejoras salariales, jornada de ocho horas, libertad de sindicación, etc.
Por respuesta obtuvieron una violenta represión que se saldó con más de mil manifestantes muertos. Este acontecimiento ha pasado a la historia con el nombre de "Domingo Sangriento".
La reacción de los habitantes de San Petesburgo se materializó en una oleada de protestas, acompañada de la paralización del sistema productivo como consecuencia de las huelgas y motines. En San Petersburgo y Moscú surgieron las primeras asociaciones de obreros y campesinos, los "soviets" (comités de obreros).
En junio de 1905 la marinería del acorazado Potemkin, anclado en el puerto de Odessa (Mar Negro), se sublevó contra sus oficiales, iniciativa que se extendió a otras unidades de la marina y del ejército.

Ante este aluvión de protestas el zar se vio obligado a transigir e hizo algunas concesiones, que se recogieron en un Manifiesto Imperial emitido en octubre de 1905. Texto. Manifiesto Imperial de Octubre: Decreto de 30 de octubre de 1905
No obstante su aparente fracaso, la acción de 1905 tuvo repercusiones de gran relevancia que sirvieron de ensayo a los acontecimientos de 1917.

Consecuencias de la Revolución de 1905

En el plano político:

El Manifiesto de Octubre teóricamente otorgaba a Rusia un régimen político similar al de los países democráticos occidentales. Ello suponía:

• La concesión de libertades cívicas.
• La extensión del derecho al voto a todas las clases, es decir, el sufragio universal
• La creación de una Duma (parlamento o asamblea) con poderes legislativos elegida democráticamente, con lo que la monarquía teóricamente pasaba de ser absoluta a constitucional. La autocracia daba paso a una cierta democracia.


En la práctica, no obstante, el zar se reservó el control de la Duma a través de un Consejo de Estado, el derecho a veto de los acuerdos que aquella tomase y la facultad de disolverla.
En 1907 el sufragio universal fue abolido y sustituido por el sufragio censitario, con lo que las reformas del Manifiesto de Octubre quedaban desvirtuadas.
El progresivo recorte de las medidas liberalizadoras conseguidas en 1905 ha llevado a denominar este período como el del "pseudo-constitucionalismo".

En el plano económico y social:

La necesidad de modernizar el agro, principal fuente de riqueza de Rusia llevó al primer ministro Stolypin a una serie de reformas:

• Supresión del Mir al que habían quedado vinculados los campesinos a raíz de su emancipación en 1861.
• Reparto de las tierras comunales, divididas en lotes, entre los campesinos sin propiedades.

En la práctica, estas reformas fracasaron, debido a que muchos pequeños campesinos vendieron sus tierras a los grandes terratenientes (kulaks) y emigraron a las ciudades, con lo que la concentración de la propiedad de la tierra se acentuó. En las fechas previas a la revolución de 1917, unos 30.000 kulaks detentaban una gran parte de las tierras cultivables de Rusia.
La burguesía vió parcialmente satisfechas sus aspiraciones con las reformas, pero los socialistas las consideron totalmente insuficientes.

Primera Guerra Mundial

En 1914 Rusia entra en guerra formando parte de la Triple Entente enfrentada a las potencias centrales. La deficiente preparación de su ejército, mal armado, instruido y organizado, fue causante de tempranas y severas derrotas frente a Alemania (Tannenberg, Lagos Masurianos) que le condujeron a fuertes pérdidas territoriales, materiales y humanas: de los 15 millones de soldados movilizados, 5 murieron. En la retaguardia el desabastecimiento, el desbarajuste en la red de transportes y la inflación crearon un gran malestar.

En 1916 se inició una huelga general en San Petersburgo. Para obligar a los obreros a volver al trabajo se recurrió al ejército, pero los soldados se negaron a reprimir a los trabajadores y los defendieron contra la policía. El amotinamiento fue finalmente sofocado por varios regimientos de cosacos.

Estos hechos condujeron al definitivo desprestigio del zarismo y favorecieron la unión de la oposición burguesa y obrera frente al régimen. El conflicto sirvió para organizar a los soviets y dar un mayor relieve y actividad a los bolcheviques liderados por Lenin.